Aquella mañana me había reunido con Joan para ir a ver una construcción abandonada concreta: estábamos en mitad de un bosque y decidimos separarnos unos minutos para tomar caminos distintos, a ver cuál llevaba al objetivo que estábamos buscando.

No mucho rato después, cuando volvimos a encontrarnos, me dijo -¡he encontrado un coche en el barranco!-.

Fui rápido para el lugar y cuando lo vi, me quedé sin reaccionar:

-¿Qué pasa?; ¿Es que acaso esperabas encontrar algo más moderno?- me preguntó.

Hombre; si hubiese sido un Audi A5 hubiese sido la leche, pero mi falta de reacción fue debida a que hacía escasos minutos que habíamos pasado cerca y no lo habíamos sabido ver; pero sobretodo, porqué habíamos encontrado un coche en un barranco cuando no esperábamos encontrarlo ya que estábamos buscando otra cosa.

El accidente había sido contundente: el coche estaba completamente deformado en su parte delantera:

Esta es la curva donde se produjo el accidente:

Deducimos que se le debió ir el coche de lado, chocando con algún otro vehículo (en la parte deformada), y precipitándose al barranco.

Tuvimos suerte de estar en esa parte del barranco: desde la carretera no lo hubiésemos visto ya que el coche cayó en una especie de zanja:

Aunque el vehículo era más antiguo, las suspensiones eran del año 1983 (el neumático no llevaba fecha):

Originariamente el coche era de color azul, pero su propietario lo pintó de rojo con esta línea blanca en medio: el conjunto fue retocado para que el coche resultase más deportivo: un conductor al que le gustaba la velocidad, sin duda, pero le faltaron manos a la hora de hacer la trazada.

Aunque en mal estado (por el golpe y por el tiempo), estaban todas las piezas del coche: se nota que otros tampoco han sabido verlo, sino, posiblemente gran parte de las piezas aprovechables ya no estarían:

Finalmente no encontramos la construcción abandonada que estábamos buscando, pero… ¿que más se puede pedir?

• Este reportaje ha sido posible gracias a Joan, por la indicación del vehículo.