Otro de esos lugares abandonados únicos e irrepetibles.

Se encontraba en una calle de una población de Bélgica: una calle normal y corriente pero que, a la que entrabas por la puerta que daba a pie de calle, se convertía en un camino hacia una zona boscosa.

Se trataba de una especie de club social especializado en vinos, donde también los vendían.

Para llegar hasta la casa tenías que recorrer un camino tapado por las hojas. Hacía años que nadie había ido a cuidar ese pequeño bosque.

A nuestra derecha, la antigua mansión, reconvertida en el club social.

Seguimos caminando hasta llegar a la mansión. El camino la bordeaba.

Y dentro, entendimos que estábamos ante un lugar abandonado único, repleto todavía de botellas de vino.

Un lugar del que no existe ningún tipo de información pero del que pasamos horas dentro debido a lo fascinante del lugar.