La inauguración de este parque acuático en Sitges (Barcelona) , en 1987, prometía: fue un éxito que atrajo a miles de ciudadanos.

Al principio funciono muy bien. Pero el accidente mortal de un niño en otro parque acuático (tragado por el motor de una piscina) supuso el inicio del declive del parque.

El tema empezó a salir en las noticias: hubo debate sobre la seguridad de los parques acuáticos i la afluencia de público bajó.

El parque pasó de vender unas 3.000 entradas diarias en 1989 a menos de 700 a principio de la década de los 90.

El parque cerró en 1994, ahogado por las dudas económicas.

Con los años, por estos terrenos se han interesado desde inmobiliarias (su suelo no está calificado para hacer casas), hoteles

La parcela donde se encuentra el parque ocupa 13 hectáreas de extensión i una superficie de 24.000 metros cuadrados de suelo hotelero y comercial.

Si bien desde ese 1994 no ha encontrado comprador, actualmente el parque es explotado por una empresa de ocio que usa parte de las instalaciones para desenvolupar sus actividades, las cuales consisten en divertidas actividades del tipo “humor amarillo”.